Alternativa que se suma a la atractiva oferta de Diamante, el turismo rural comienza a despertar el entorno campestre circundante y con ello la tradición y el folclore popular. Entre sus privilegios característicos destacan la tranquilidad y la vida al aire libre, y entre sus actividades la participación en las labores cotidianas del campo.
Los alrededores de Diamante exponen pintorescos establecimientos dedicados a la recepción de visitantes citadinos interesados en inmiscuirse en las costumbres rurales e interactuar con sus protagonistas. Cabalgatas, caminatas por la campiña, experimentación de tareas propias del trabajo rural, degustación de platos de la gastronomía típica, entre los cuales el preferido es el asado criollo, constituyen apenas un adelanto de las muchas sensaciones que experimentará a partir de este encuentro con las raíces.
Nada de falso tiene afirmar que hacer turismo rural fuera del área urbanizada de Diamante, es disfrutar a pleno de la hospitalidad de su gente, de la destreza en el manejo de animales de corral, de la obtención de alimentos de la naturaleza misma, del arreo de ganado, de la yerra de vacunos, de la contemplación de domas o jineteadas lideradas por gauchos, y hasta de guitarreadas y bailes folclóricos.
En definitiva, el turista será uno más de la familia rural, con responsabilidades en las diversas actividades del campo, consiguiendo escapar del estrés y el aglutinamiento de la ciudad.
La ciudad es un inmenso collage arquitectónico en el que se intercalan casas coloniales y construcciones actuales...