Su río posee un atractivo increíble tanto en invierno como verano. Cuando las temperaturas se presentan bajas, sus aguas siguen siendo una opción para recorrer en embarcaciones, pescar desde la orilla o simplemente pasar la tarde contemplando el paisaje.
Su larga y antigua costanera va llevando al visitante por un recorrido encantador de arboledas de antaño, el aire del río que llega de lleno a la cara, el sol sobre las aguas, el aroma a río, el sonido de las aves… En la vereda de enfrente se ubican casas de importante arquitectura, locales comerciales y también bares y restaurants que son visitados sobre todo de noche.
Otro punto son sus edificios históricos muy bien conservados, ideales para conocer incluso acompañados de algún guía. Las plazas y parques son amplios y muy cuidados, con espacios de sombra y de recreación donde los más pequeños pueden jugar libremente.
La ciudad toda es muy dinámica pero a la vez tranquila, caminar por sus calles mateando, observando, es un verdadero placer.
Y como si todo esto fuera poco también tiene termas, granjas recreativas, sitios de aventura, el Parque Palmar: un parque nacional extensísimo sembrado de palmeras, cruzado por riachos y dunas de arena y un extenso territorio a explorar. También con un centro de interpretación, un camping con proveeduría y senderos para recorrer a pié para observar la vida silvestre, ruinas y una bellísimas playas.
Colón tiene todo, invierno y verano.
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