Han sido retratados innumerables veces, sirviendo de postales y retratos diversos, y que de acuerdo al enfoque llegan incluso a evocar al desierto más famoso, es que esas extensiones de arena de ondulaciones prolijas tienen una magia increíble. Apacibles, prolijos, invitan a caminarlos sin prisa gozando del aire libre y del sol.
Es una inmensidad de arena blanca ladeada por el agua quieta del río, donde cientos de aves de posan y comen tranquilas como únicas amas del paisaje.
Tanta extensión de arena es el resultado del sedimento que arrastra el río Uruguay, el Río de los Pàjaros, el mismo que desde que nace al norte arrastra arenas que se estancan en estos parajes. El lugar puede ser recorrido e interpretado a través del relato de guías que van inventariando a su paso árboles, pájaros y animales diversos. Mientras se camina lentamente se puede escuchar el sonido del carpintero real, garza bruja, martín pescador, biguá, tero real, chorlito de collar, pica palos, halcón, garza mora y muchísimos más.
Si se continúa con el recorrido y al visitante le gusta se puede llegar incluso a las selvas en galería, una continuación del sistema selvático que arranca en Misiones y que llega hasta nuestra provincia para tornarla más verde y siempre extravagante.
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