Impulsada por el vaivén del río Paraná y por la alegría de su gente, Santa Elena es otras de las ciudades entrerrianas proclive a recibir cada año embriagada de baile y espuma. De las calles al Corsódromo, y de las Comparsas hasta el disperso público, la consigna es la misma y consiste en dejarse llevar por el calor de los cuerpos danzantes, y latir al compás intenso de las batucadas.
La fiesta del Carnaval es una de las más complejas manifestaciones anímicas del hombre, por encerrar en sí la amplia gama de expresiones de liberación espiritual y corporal, que tiene su centro en la danza y el teatro, así como en el auténtico y genuino sentimiento de religiosidad de los pueblos primitivos.
Santa Elena, Entre Ríos, no es una excepción al respecto, más bien es una excepcional demostración de lo dicho. Cuenta con cuatro comparsas de estilo como lo son Babiyu, Porasi, Emperatriz e Ita Porá, además de numerosos grupos carnestolendos y comparsas tradicionales que con su alegría, magia, brillo, color, música y ritmo realzan las noches veraniegas de la ciudad.
El Carnaval comienza en Santa Elena el último fin de semana de enero y cierra su ciclo el primer fin de semana de marzo, dejando en la pista durante ese plazo todo el encanto de las pasistas y bailarines, la dulzura pícara de los niños, la manifestación creativa de los trajes y carrozas, y la belleza privilegiada de las reinas.
