Recorrido de un viajero en Federación...
Federación, ciudad de agua, de lago y termas
Crónica de un Viajero
De la vieja Federación no queda nada, excepto algunas edificaciones que evadieron la demolición y un par de construcciones levantadas posteriormente para prestar servicios a quienes se resistían a marcharse o habían resultado excluidos en la reubicación. Sólo eso en tierra firme, y cimientos bajo el celeste acuoso. Cuando el trencito atraviesa el puente que une el hoy con el ayer y la historia se remonta a la década del ’70, la desolación aflora -aunque con una pizca contradictoria de proyección y futuro-, y el recorrido emprendido por las calles originales conduce casi a la comprensión de la apariencia del nuevo trazado urbano y la idiosincrasia del lugareño.
Crónica de un Viajero
Aserraderos, plantaciones de eucaliptos, apícolas, madereras, mantienen en movimiento a la vieja ciudad, en un leve vaivén que parece mecerse junto a las aguas del
Lago Salto Grande, causa de su destrucción y su renacimiento. Un
cartel elevándose sobre las aguas, señalando el punto donde se ubicara la plaza central; un
hospital en ruinas ocupado; una pared marcada por una
equis amarilla y extrañamente en pie; una
capilla de color terracota que resistiera la inundación sobre la ladera de un cerro de canto rodado; un
cementerio que continúa siendo el único cementerio; una cruz de hierro que fuera la cúspide original de la iglesia y que pasara a ocupar el predio de la
Capilla Cristo Obrero; una escuela que ahora es
museo y acuario, un tanque de agua; son las paradas inevitables del recorrido por la antigua ciudad.
Y de nuevo el puente, de nuevo la dinámica citadina, de nuevo el movimiento turístico de la bella
Federación. La que mira hacia las
termas, hacia las plazas floridas y las construcciones modernas, hacia las copas amarillas de Ibirá Pitá y las costas iluminadas del lago… con paseos y asadores, con muellecitos de pesca, con
playas de arenas y piedra. Y todo tan sereno, tan relajante, tan respirable que la satisfacción podría confundirse con un componente del aire. Es que de este lado del puente
Federación renació, diferenció con el tiempo lo indistinto de sus casas; parquizó cada espacio con multiplicidad de colores; engalanó sus calles para el paso del turista… y todo tras el descubrimiento de un recurso… las benditas
aguas termales, que virarían la mirada del federaense del pasado hacia el futuro.