Proliferada a la vera del río Paraná, a 170 kilómetros de Paraná Capital, La Paz conforma un extraño entramado de urbanismo y naturaleza que se mantiene constante en toda su extensión. Así, las arboledas acompañan el recorrido de sus calles; las plazas descomprimen la circulación citadina; y hasta los cursos de agua atraviesan su trazado como una separación precisa entre este y oeste.
Pero aún hay algo más característico en la ciudad de La Paz, y es lo que su nombre ha inspirado en ella; esa serenidad de paso casi arrastrado, tan parecida a la calma interior y tan contagiosa de agradables sensaciones; que encuentra exteriorización en el ambiente florido y armonizado por el trinar de los pájaros.
Con todo, y más allá de esa particularidad pueblerina, La Paz se convierte en centro de atracción turística, tanto por encontrarse favorecida con una rica y vasta geografía, como por saber valerse de ella a la hora de organizar propuestas y alternativas. Esta realidad se fundamenta en los innumerables motivos naturales, históricos, culturales, deportivos, recreativos que presenta a los visitantes, así como en las festividades y en la lógica atracción que logra despertar el río que la enmarca.